El proceso de devolución se inició en junio de 2015 a partir de una gestión del Ministerio de Relaciones Exteriores a cargo de Héctor Timerman. El cuerpo había sido apropiado por un conde que profanó tumbas a finales del siglo XIX.
Francia aceptó el reclamo argentino de restituir los restos del cacique tehuelche Liempichún Sakamata, que estuvieron expuestos hasta 2009 en el Museo del Hombre de París, según se informó oficialmente tras el encuentro que el presidente Alberto Fernández y su par galo, Emmanuel Macron, mantuvieron este viernes en París.
Los restos de Sakamata fueron apropiados por el francés Henry de La Vaulx, quien ostentaba el título de conde y profanó la tumba del cacique a finales del siglo XIX.
La restitución de este líder originario fue solicitada por parte de sus descendientes, en un trámite que involucró a la Cancillería argentina y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
El proceso de devolución de estos restos comenzó formalmente en junio de 2015, cuando el Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de Héctor Timerman, gestionó una solicitud de sus descendientes, tanto los Sakamata de Puerto Madryn como del Lof Liempichúm de Río Senguer, ambas localidades ubicadas en la provincia de Chubut.
La restitución de este líder originario fue solicitada por parte de sus descendientes, en un trámite que involucró a la Cancillería argentina y al Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).
“Numerosas comunidades de la provincia fueron sumando su apoyo a lo largo del reclamo. Recién a partir de esta nueva gestión, el INAI cuenta con un área que se dedica exclusivamente atender los asuntos internacionales, lo cual potenció el reclamo de la comunidad”, contó la presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, Magdalena Odarda a través de un comunicado oficial.
La restitución de Sakamata “es parte de una perspectiva de respeto y derecho hacia las tradiciones y valores culturales de cada comunidad”, destacó la titular del INAI.
“Representa un profundo respeto por su espiritualidad. Porque estos ancestros y sus restos marcan una presencia en el territorio, vinculándose y comunicándose con los seres vivos y con el entorno. Las restituciones articulan y fortalecen las identidades indígenas, al mismo tiempo que se transforman en una reparación histórica”, agregó.
En esa línea, la funcionaria sostuvo que “reconocer que estos restos mortales pertenecen a un pueblo y a un lugar es reconocer que ese pueblo o esa comunidad está vivo y presente en el territorio”.
El viaje de los restos de Sakamata lo está coordinando el Programa Nacional de Restitución de Restos Humanos Indígenas de la Dirección de Afirmación de los Derechos Indígenas del INAI, a través de Cancillería, con los ministerios de Europa y Asuntos Exteriores y de Cultura de Francia y con las comunidades de Chubut y el Municipio de Sarmiento.
“Los tiempos los impone la pandemia. Esperamos que este año finalmente se realice la restitución de Liempichúm a su territorio ancestral”, explicó Odarda.
Según lo que solicitó el Ministerio de Europa y Asuntos Exteriores, los restos de Liempichúm Sakamata esperarían en Sarmiento, Chubut, a que se apruebe su restitución en el Parlamento francés.
“Luego, según la cosmovisión de los pueblos mapuche y tehuelche será honrado como se merece todo ser humano en su comunidad”, precisó.
Asimismo, la titular del INAI detalló que todavía “están abiertos otros dos casos con el Museo del Hombre”, ya que existe un reclamo “sobre otro de los ancestros que se llevó el conde francés, quien se apropió de 18 esqueletos y 100 cráneos de comunidades nativas de toda la Patagonia”.
También hay un pedido de ubicación y restitución del cacique Guaycurú Lisali, que fue regalado al príncipe de Orleans, agregó Odarda.
«Para las comunidades es muy importante recibir ambas devoluciones. Tener los datos sobre la salud, alimentación, prácticas culturales de sus antepasados permite saber sobre sus mayores, hacer uso de los resultados de las investigaciones, y plantear necesidades ante una ciencia que escucha y da respuestas”
Leonor Acuña
La Vaulx había venido a nuestro país por encargo del Ministerio de Educación de Francia para buscar restos óseos de la Edad de Piedra.
Sin embargo, el conde, lejos de realizar excavaciones arqueológicas, se dedicó a profanar y saquear tumbas de personas fallecidas recientemente, además de obtener fotografías y otros objetos arqueológicos y etnográficos gracias a la confianza que se ganaba de los pueblos tehuelches, se consignó en una documento de prensa.
Como prueba de su metodología, el conde francés escribió lo que hizo en su diario ‘Voyage en Patagonie’, publicado en 1901.
Desde el Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (Inapl), órgano de aplicación de la ley de Protección del Patrimonio Arqueológico y Paleontológico dependiente del Ministerio de Cultura, resulta “fundamental” también que los pueblos reciban los resultados de las investigaciones que se hicieron y hacen en los sitios arqueológicos y en el estudio de los restos humanos.
“Como investigadores esa es nuestra obligación. Para las comunidades es muy importante recibir ambas devoluciones. Tener los datos sobre la salud, alimentación, prácticas culturales de sus antepasados permite saber sobre sus mayores, hacer uso de los resultados de las investigaciones, y plantear necesidades ante una ciencia que escucha y da respuestas”, señaló Leonor Acuña, investigadora y titular del Inapl.
La no exhibición de restos humanos en los museos es un cambio de las últimas décadas en el paradigma museográfico.
“Estos cambios tienen que ver con el cumplimiento de esa normativa y fundamentalmente con el lugar que tienen las comunidades en su derecho a opinar y a reclamar los restos humanos que se encuentran en los museos y en proceso de estudio por parte de los equipos de investigación”, aseguró Acuña.
Fuente: Télam