El incendio desatado el lunes en el contrafrente del depósito de la firma Iron Mountain, en el barrio porteño de Barracas, fue «circunscripto» y su extinción demandará «dos semanas», mientras que hasta esta noche se habían derrumbado dos paredes, una de manera parcial y otra total, sin reportes de daños personales, según informaron fuentes de Seguridad y de bomberos de CABA.
«El fuego está circunscripto y va a tardar unas dos semanas en ser extinguido. Hasta el momento estamos trabajando en el enfriamiento, porque tenemos la orden de no ingresar» dijo esta noche el comandante de Bomberos de CABA Gabriel Acosta, a la señal de noticias C5N.
«Zonas de Iron Mountain, que no habían sido afectadas por los incendios de 2014, se encontraban bajo fuego en un área de cien por ciento a la cumbrera, de unos 20 metros de altura», agregó.
«Es posible que una antena de 35 metros esté en peligro de derrumbe, porque se cortaron los tensores por los vientos», sostuvo.
El oficial de bomberos afirmó que las viviendas de alrededor del depósito «no corren el riesgo de derrumbe».
Al menos once dotaciones de Bomberos de la Ciudad, entre ellos de Vuelta de Rocha, La Boca y San Telmo, junto con unidades de apoyo, continuaban combatiendo esta noche el incendio que comenzó esta tarde, pasadas las 14.00, en el contrafrente del depósito de Iron Mountain, en Gaspar Jovellanos al 1300 del barrio de Barracas.
Según fuentes de Seguridad porteña, al arribar al lugar, los efectivos lograron ingresar usando una sierra, ya que la puerta estaba cerrada y sin empleados.
Una vez adentro, los bomberos atacaron el incendio desde la intersección de las calles Benito Quintela Martin y Azara y desde la intersección de Gaspar Melchor de Jovellanos y Benito Quinquela Martín.
El fuego incursionó por el techo y la montante del depósito, en una extensión de 60 x 20 metros en forma irregular.
Se visualizó mediante los drones emplazados que el fuego había incursionado por todo el techo y se retiró a todo el personal del interior del depósito ante peligro de derrumbe, agregaron.
La parte frontal y media del techo cedió parcialmente y se realizó un ataque defensivo desde afuera, porque se visualizaron grietas en la parte superior del depósito.
El hidroelevador se apostó en un patio de cielo abierto, atacando el fuego desde un lateral.
Una porción de la pared del galpón se derrumbó sobre tres vehículos estacionados en la vía pública (un Volkswagen Gol, una Ford y un Volkswagen Fox), sin registrarse daños personales.
Además, otro paredón cayó sobre Quinquela Martín encima de dos rodados particulares, sin reportarse heridos.
El comandante Acosta agregó sobre los restos de la medianera que se derrumbó que «es posible que se caiga en cualquier momento».
«Hay peligro de más derrumbes, porque hemos trabajado en el exterior. Todavía no hemos trabajado en el interior, porque esperamos que se consume aun más el fuego y que el proceso ígneo se achique en los diferentes lugares. Hemos recibido la orden de no ingresar por el peligro», destacó.
En el lugar se sumaron personal de la Comisaría Vecinal 4 D de la Policía de la Ciudad, SAME, Defensa Civil, Guardia de Auxilio y Logística de la Ciudad.
Interviene en el causa por averiguación de incendio, la UFLA, a cargo de la doctora Luciana Astardjian, agregaron las fuentes de Seguridad de CABA.
Por su parte, el titular del SAME, Alberto Crescenti, dijo a Télam que «no hay víctimas fatales, heridos ni evacuados por el momento», y que se encuentra trabajando un móvil en el lugar.
Fabiana, vecina de la zona y cuyo hijo integra el cuartel de bomberos de San Telmo, sostuvo que «esto no tendría que haber pasado» ya que «cuando se derrumbó todo, aquel año, 2014, tendrían que haber tirado todo abajo. Quedó la estructura vieja y solo hicieron lo nuevo donde murieron los bomberos».
«Esto de hoy se pudo haber evitado, me parece un poco vergonzoso», señaló a Télam.
Por su parte, Roberto Zavalla, comandante retirado de bomberos voluntarios Vuelta de Rocha y vecino del lugar, contó que se enteró del incendio porque vio las llamas y el humo al salir de su casa y consideró que «era de proporciones», por lo que se comunicó con la estación de Bomberos.
«No escuché ninguna explosión, nada, porque si es un depósito de este tipo son estanterías con papel, caja, papel», definió el bombero voluntario.
Y añadió que «los siniestros no tienen que ser todos nefastos. Y aquella vez Iron Mountain fue nefasto para nueve hombres y una mujer. Yo ya lloré mucho, pero me causa escozor a mí ese tipo de cosas».
«‘Otra vez sopa’, pensé. Justo en el mismo lugar», sostuvo Miriam, también vecina de la zona y quien presenció «absolutamente todo» el derrumbe del 2014.
«No sé exactamente qué es y qué es lo que hay adentro, pero sí veo que hay movimientos», señaló.
Y aseveró que «lo único que sé que si hay papeles como la otra vez, seguramente que esto hubiera sido para ocultar información. No creo que sea por otro tipo de cosa».
El 5 de febrero de 2014 el mismo depósito de Iron Mountain, donde se resguardan archivos bancarios de grandes empresas, se incendió y murieron 10 personas, 8 de Bomberos y dos de Defensa Civil.
Sandra Baricola, hermana de Pedro, un trabajador de Defensa Civil que murió tras ser aplastado por la pared del depósito en 2014, indicó a Télam: «con mis hermanos consideramos que están queriendo ocultar algún tipo de documentación relacionado con el lavado, como la vez anterior. Y da la ´casualidad´ que este nuevo incendio se da cuando estamos a punto de que esto se eleve a juicio, justo cuando estamos llegando a una instancia tan esperada».
El exjefe de bomberos que salvó milagrosamente su vida tras quedar debajo de los escombros en el incendio del 2014, Luis Díaz Gauna, aseguró a Télam que «si esto fue accidental, habla muy mal de los sistemas de seguridad que tiene una empresa multinacional como Iron Mountain porque cómo es posible que se vuelva a prender así, de una manera infernal».
«Para mi es volver a vivir todo otra vez; es estar de nuevo en los mismos lugares, es volver a escuchar los gritos de mis compañeros aplastados que se estaban muriendo y es verme nuevamente como estoy quemándome sin poder salir de abajo de los escombros», recordó.
A su vez, explicó que «para que se queme una hoja de papel necesitas un minuto, pero si se enciende en un segundo es porque le echaste alcohol o algún otro combustible y sobre todo por la magnitud del incendio, porque la columna de humo determina que se está quemando bastante».
«Yo no sé si fue accidental este nuevo incendio. Hace como 20 días se dijo que va a juicio lo de Iron Mountain y justo va y se prende fuego ahora; hay muchas cosas que no cierran y resultan sospechosas», indicó el ex jefe de bomberos.
Depósitos de Iron Mountain se han prendido fuego en Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Italia y en nuestro país, agregó.
La investigación judicial sobre el incendio de 2014 tuvo distintas instancias y en diciembre de 2022 la Cámara del Crimen confirmó el procesamiento de los 18 acusados.
El 12 de abril pasado la jueza Fabiana Palmaghini envió a juicio oral y público la causa en la que se investigan el incendio de 2014, un expediente en el que hay 18 imputados entre los que figuran directivos de la empresa y exfuncionarios de la Dirección General de Fiscalización y Control del gobierno porteño, como así también un empleado de seguridad de Iron Mountain que estaba en funciones cuando se inició el incendio.
También detalló que cada una de las víctimas asumió un rol diferente en el intento de apagar aquel incendio: «de acuerdo a su función específica, cada uno de los damnificados intervino con el objeto de sofocarlo y evitar la propagación en perjuicio de otras víctimas y bienes».
Allí se estableció, y en base a la investigación judicial, que «hubo falencias gubernamentales en el control del funcionamiento del depósito de la empresa. Y también que nunca se pudo determinar si el inicio del incendio fue intencional o un accidente».
Los peritajes realizados sobre el siniestro de 2014 señalaron como causa inmediata del derrumbe de la pared hacia el exterior al colapso de la estructura metálica del depósito -cabriadas y columnas-, como consecuencia del fuego. (Télam)