El presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Luis Argüello, realizó un llamamiento para pasar «de la emoción que todos sentimos a la acción», con el fin de canalizar en ayuda material la impresión causada por las riadas de agua y barro que dejaron decenas de fallecidos en Valencia y algunos puntos de Castilla-La Mancha.
Después de la emoción, «no se puede pasar página, hay que mantener una presencia a lo largo del tiempo, porque la ayuda va a ser algo que se va a precisar durante meses e incluso años, no se puede asimilar tanto sufrimiento», declaró a los periodistas monseñor Argüello, antes de reunirse con la comunidad eclesiástica y cristiana de base en Valladolid.

Con la sotana y con el hábito, entre el barro
El Cristo yacente de la parroquia de San Jorge, en Paiporta, es el símbolo del dolor en esa localidad valenciana. Su párroco, Gustavo Ribeiro, es argentino, y explicó que «su imagen, con el rostro lleno de barro, nos recuerda a los más de cien fallecidos en Paiporta, a la cantidad de desaparecidos aún no cuantificables, y a sus familias, lo cual nos remite a la verdadera tragedia, la de las personas que han perdido la vida».
El sacerdote recuerda que, en cambio, todo lo material se recuperará, cuando sea posible, y que a ello están contribuyendo los centenares de voluntarios que se han movilizado. La tarea se va haciendo «balde a balde», en un lugar donde el agua superó los dos metros de altura.
En barrios como La Torre, además, otros templos quedaron totalmente inutilizados, pero eso no ha detenido a sus feligreses. Las parroquias valencianas y todos los movimientos de la diócesis siguen colaborando en la organización de centros de recogida de ropa, alimentos y artículos de primera necesidad.
Más de 200 voluntarios transformaron la parroquia de Nuestra Señora de Gracia de La Torre en una maquinaria de solidaridad perfectamente engrasada. Muchos de ellos se trasladaron, como pudieron, desde la ciudad de Valencia, para unirse a los feligreses de esa parroquia en esta tarea. La comunidad se puso al servicio de la coordinación de la Protección Civil y del Ayuntamiento, para asistir a todos los vecinos de este lado del Turia, que el martes se vieron sorprendidos por la fatal riada.
Recogen y organizan todo tipo de ayuda, desde alimentos, pasando por productos de higiene, mantas y, sobre todo, agua. Muchos afectados consiguen llegar por sus propios medios hasta la parroquia, pero hay todavía muchos otros que ni siquiera pueden abandonar sus casas y transitar por las calles, aún llenas de lodo. Para ellos, los voluntarios de la parroquia están preparando paquetes con un poco de todo, que la Protección Civil está haciendo llegar a esas familias aisladas.

El arzobispo de Valencia visitó las zonas afectadas
Por su parte, monseñor Enrique Benavent Vidal, arzobispo de Valencia, se acercó a Paiporta, Picanya y Aldaia, acompañado del vicario episcopal de la zona, el padre Jesús Corbí. Ya había visitado previamente los barrios de La Torre y Castellar, gravemente castigados. Los desplazamientos del arzobispo se van produciendo conforme avanzan las comunicaciones de acceso a las zonas afectadas, ya que el prelado insistió en conocer de primera mano la situación de los voluntarios y el accionar de las autoridades.