No es un drama menor: es uno de alto costo y difícil de solucionar. Los animales consumen todo su entorno, desplazan especies, inutilizan el suelo y el agua y no permiten que se acerquen las personas.
Todos, quien más, quien menos, saben quién fue el narcotraficante Pablo Escobar y cómo impactó en Colombia su actividad, hay películas, libros, canciones y series al respecto.
Un detalle menos conocido es que, alguna vez, introdujo, también de contrabando, hipopótamos en Colombia, a fines de la década del ’70.
El jefe del Cartel de Medellín llevó cuatro hipopótamos, y los colocó junto a elefantes, jirafas y antílopes de su zoológico privado, en el oeste colombiano.
Al entregarse al gobierno, en 1991, los animales deambularon en libertad. Fue, a todas luces, una grave equivocación.
Ahora, hay 130 animales de una especie que no es natural, que es altamente depredadora y agresiva y que defiende su territorio de manera feroz.
Se ha indicado que, en estas décadas, los hipopótamos están devorando toda la vida vegetal de su entorno, echando a otras especies de animales, contaminando el agua y la tierra y sometiendo a peligros a los seres humanos, siendo una especie que mata a unas 500 personas por año.
Matarlos o conservarlos, es debate en Colombia desde hace años. Mientras tanto, se calcula que, para 2040, serán 600.
La posible solución
El plan es llevar la mayoría de ellos a India y México, algo que podría llegar a costar unos 4 millones de dólares.
«Sesenta serán trasladados en avión al Centro de Rehabilitación y Rescate Zoológico Greens en Gujarat, India. El resto son para ir al Santuario de Ostok en México. Ecuador, Filipinas y Botswana están haciendo cola para futuros envíos», han publicado los medios.
El tema es resolver el alto costo y conseguir la aprobación final de esos países y destinar los fondos oficiales para los traslados de los hipopótamos en avión a sus destinos.