La ambulancia del 107 había acudido al domicilio en la esquina de calle Río Colorado y Juramento, en el barrio Vargas, para asistir a un hombre mayor que presentaba diarrea y dolor abdominal. Tras revisarlo, constataron que se encontraba lúcido, estable y en condiciones de mantenerse por sus propios medios, por lo que informaron a la familia que no había criterio médico para una internación.
En ese momento, dos de los hijos del paciente, un hombre y una mujer, reaccionaron de forma violenta. Comenzaron a increpar al equipo de salud, exigiendo que el paciente fuera trasladado y responsabilizándolos por cualquier complicación futura. La tensión fue subiendo hasta que, al intentar retirarse, la hija empezó a empujar a la médica, obligándola a cortar la comunicación y dirigirse de inmediato hacia la ambulancia.
Cuando el personal subía al vehículo, el hijo tomó una piedra de escombros y la arrojó contra el parabrisas del lado del conductor, provocando daños visibles en el vidrio.
