El miedo, la tristeza y un amor que tardó en llegar para una mujer a la que le queda un mes de vida son los temas que aborda con un humor negro desaforado Fernán Mirás en «Casi muerta», protagonizada por Natalia Oreiro.
La segunda película de Mirás como director, luego de «El peso de la ley» (2017) -un relato judicial que por momentos también transitaba la comedia-, es una versión libre del filme español ‘Bypass’ (2012) y está centrada en María (Oreiro), que sufre un accidente cardiovascular que deriva en un diagnóstico devastador: en apenas 30 días, en coincidencia con la Nochebuena, su vida se apagará.
«Para mí las buenas comedias deben tener un anclaje muy fuerte en la realidad», explica Natalia Oreiro a Télam en un estudio de la productora Non Stop en la localidad bonaerense de Munro, «si bien son películas para que la gente se ría, también atraviesan la esencia del ser humano porque hablan de temas como la vida, la muerte y también la amistad», completa la actriz, en una definición que se ajusta a la historia que cuenta «Casi muerta».
Es que en el relato hace eje en la protagonista a la que le quedan pocos días de vida y se encuentra al cuidado de Paula (Paola Barrientos) y Lucas (Ariel Staltari), aunque le falta Javi (Diego Velázquez), que completa el terceto de amigos entrañables de la infancia y del que está enamorada desde siempre.
«Uno puede hacer humor cuando no lastima al otro, cuando no le falta el respeto», traza la línea Oreiro ante la consulta sobre los límites de la comedia, «pero en este caso, no habla de la muerte de los otros sino de la propia».
Y abunda, «A mí hay cosas que no me causan gracia, no estoy tan de acuerdo en que las épocas cambiaron, las cosas que no me causan gracia hoy, tampoco me hacían reír hace 20 años, pero -aclara-, eso no quiere decir que no me encante el humor negro, como por ejemplo el que hacen los ingleses, que son súper ácidos».
Comedia de enredos y situaciones que parten de una fatalidad, el relato se monta en el tiempo que le queda a María, que tiene que acelerar definiciones que van desde deseos consumistas hasta confesar el amor por Javi, que vive en Montevideo y está en una relación con Julieta (Violeta Urtizberea).
Si el tiempo marca el ritmo de «Casi muerta», también es el elemento imprescindible de la comedia en todas su variantes, que Fernán Mirás estudia como uno de los géneros que lo apasionan.
«Me interesan los géneros y siento que soy un director que está aprendiendo a dirigir», confiesa Mirás, «hay un estudio del escritor Henri Bergson que se llama ‘La interferencia de las series’, que es cuando dos personas hablan de dos cosas distintas, el espectador lo sabe pero ellos creen que hablan de lo mismo» explica.
«Eso pasa por ejemplo en esa cena final de la película, con muchos personajes en donde cada uno cree que está hablando de otra persona y de otra cosa y eso da pie a muchas situaciones».
En ese sentido, Mirás dice que le atrajo adaptar «Bypass» principalmente por «uno de los personajes que estaba grave, así que nos enfocamos en eso y lo hicimos crecer para contar la historia de una persona a la que le queda un mes de vida».
El humor, aún en temas ásperos, ya estaba presente en la opera prima de Mirás, que cuenta que para «Casi muerta» la inspiración fueron las películas y la idiosincrasia italiana.
«Me gusta mucho el cine italiano, creo que nosotros, los argentinos, somos bastante como ellos en nuestra manera de ser, más allá de que tenemos otras inmigraciones» y se extiende, «hay algo en el cine italiano de una especie de atrevimiento a reírse de cosas medio absurdas y de personajes que pueden hacer cosas extrañas y pensé mucho en eso en función de esta historia».
Y agrega que la película «pareciera que es sobre la muerte, pero en realidad es una historia sobre el miedo a la muerte».
De vuelta con Oreiro, la actriz no ahorra elogios para con Mirás.
«A Fernán lo admiro mucho como actor, tiene un sentido del humor increíble y una mirada muy particular», destaca, «como actor comprende la neura de los intérpretes, por eso yo me entregué por completo a lo que me pedía, porque él iba a saber hasta dónde podía dar». (Télam)