«Creen que así se solucionarán las cosas. De esa manera nunca se aprenderá la verdadera forma de actuar con un indefenso animalito. Realmente les falta bastante a esa gente que se llena la boca hablando de su amor por los animales», reprocharon vecinos de la localidad salteña de Campo Quijano.
«Solo expusieron a Pococha, ni siquiera se acercaron a preguntar o ver en qué condiciones vivía», cuestionó una familia de la ciudad salteña de Campo Quijano que denunció el robo de una llama y apuntaron contra proteccionistas de animales.
El sábado pasado se dieron cuenta de que la llama desapareció de un espacio verde en barrio Pipino de Ferreyra, cercano a la vivienda de los Barboza.
Creen que el animal fue robado entre las 21.45 y las 23, y que los responsables borraron el rastro de las pisadas de Pococha.
Días antes en redes circularon la imagen de la llama en ese espacio verde con reclamos para que sea rescatada, por eso la familia sospecha de proteccionistas.
«La hicieron desaparecer de Quijano, se la llevaron a otro lado seguro en nombre de su amor por los animales. Sin saber que a veces el remedio es peor que la enfermedad», denunciaron vecinos de la zona a medios locales.
Y, en sus cuestionamientos, añadieron: «Creen que así se solucionarán las cosas. De esa manera nunca se aprenderá la verdadera forma de actuar con un indefenso animalito. Realmente les falta bastante a esa gente que se llena la boca hablando de su amor por los animales».
Como los Barboza consideran a Pococha parte de la familia, ofrecieron una recompensa de $50.000. Explicaron que es una mascota muy querida, especialmente para la pequeña Triana, quien solía cuidarla en el corral ubicado en el patio trasero de la casa.
Luego la llama creció y la dejaron en el predio del barrio. «Siempre la tuvimos bien cuidada. Incluso tiene sus papeles sanitarios. Tiene alrededor de 3 años la llama. Nos las regaló un amigo de Salta que no la podía tener en su finca. Yo no sé por qué de tanta saña e intolerancia», aseguró Oscar Delfín Barboza, el abuelo de la familia.
Y agregó: «‘Pococha’ es nuestra mascota y no molestaba a nadie. Los chicos del barrio se acercaban a ella y la cuidaban. Tuvimos que salir a ofrecer una recompensa porque no teníamos novedades».