Por abucheos y gritos, el presidente peruano debió retirarse del Congreso sin terminar su discurso, en el marco de las Fiestas Patrias por los 201 años de la Independencia.
El presidente de Perú, Pedro Castillo, intentó defender este jueves su gestión y sostuvo que seguirá “trabajando y haciendo patria». Durante su mensaje, dado en el marco de los festejos patrios por los 201 años de la independencia del país -que concuerdan con el primer aniversario de su gestión-, legisladores de la oposición se retiraron del recito del Congreso, le gritaron “corrupto” y lo abuchearon. Antes de finalizar, el mandatario debió retirarse rápidamente ante pedidos de renuncia de los parlamentarios.
Las crisis en el Gobierno y la estabilidad institucional han estado en constante cuestionamiento en estos doce meses de gestión. El mandatario, al momento, superó dos intentos de destitución y tiene en su haber cinco investigaciones fiscales. «Este primer año he recibido una bofetada en una mejilla de aquellos que no aceptaron perder legítimamente en las elecciones presidenciales con el voto consciente del pueblo. Pero, en este segundo año no voy a poner la otra mejilla; sino extenderles la mano para trabajar juntos», sostuvo Castillo, ante un parlamento dominado por los tres partidos de derecha “dura”: Fuerza Popular (FP), Avanza País y Renovación Popular (RP). De hecho, en ese momento, se coló en el audio de la transmisión una voz femenina que le gritó «corrupto».
Durante su discurso, apuntó a los medios de comunicación que, según él, difundieron “mentiras” y “noticias falsas” y, según informó el diario local El Comercio, sostuvo: «Se ha ocultado lo que hemos hecho en estos doce meses, como hoy lo voy a pasar a demostrar. Vamos a seguir trabajando y haciendo patria».
Aún así, admitió haber “cometido errores con algunas designaciones”. Es que la rotación de sus ministros también tiene una marca histórica con más de 30 recambios a lo largo de su período de gobierno, algunos por añejos vínculos políticos y otros por declaraciones controvertidas que fueron potenciadas por la prensa. «Todos los esfuerzos por devolver la confianza en el sistema de justicia, aun cuando desde los poderes fácticos y la oligarquía exista un empeño por minar al gobierno del pueblo», dijo y levantó el aplauso de los congresistas que quedaban en el recinto.
«Los insultos y las burlas no me harán retroceder, al contrario, fortalecen mi férrea convicción de que nos recuperaremos de esta crisis que nos azota porque ante todo está el interés del Perú y mis compatriotas», reportó el diario local El Comercio.
«Reconozco el trabajo que se hace desde el ministerio público y el Poder Judicial. Me someto a la Justicia para aclarar con el debido proceso los delitos que se me imputan y no ante la justicia mediática», agregó. La reciente decisión de la fiscal de la Nación, Patricia Benavides, de abrirle una nueva investigación por «obstrucción a la justicia» al proteger a tres miembros de su entorno prófugos ha avivado las brasas para un tercer pedido de destitución en 12 meses.
El martes, el exsecretario de Castillo, Bruno Pacheco, que estuvo más de 100 días prófugo por cargos de corrupción, se entregó a las autoridades en otro golpe a la imagen del presidente. «Para mi gobierno es satisfactorio que se haya puesto a disposición de la justicia; eso evidencia la falsedad sobre la supuesta protección del Ejecutivo; esperamos que se imponga la verdad», expresó Castillo en su cuenta de Twitter cuando trascendió la noticia.
Castillo ganó inesperadamente las elecciones al frente de un pequeño partido de corte marxista-leninista con 50,12% de votos, en un reñido balotaje contra la derechista Keiko Fujimori, hija del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000).
Castillo enfrenta cinco investigaciones por corrupción
El presidente, maestro rural y dirigente sindical de Cajamarca de 52 años, apareció en la escena política peruana como independiente, pero llegó al gobierno de la mano del partido marxista leninista Perú Libre, al que luego renunció. Este es el primero de sus cinco años de mandato, que lleva adelante con un 20 por ciento de popularidad producto del desgaste al que se ha enfrentado por denuncias en su contra. Castillo cuenta con el récord de cinco investigaciones fiscales por presunta corrupción -cuatro son por casos ocurridos en su gobierno-, que involucran a funcionarios cercanos e incluso a familiares.
Las causas también contemplan un presunto tráfico de influencias en la compra de combustible por la estatal Petroperú en 2021 y la supuesta obstrucción a la justicia en la destitución de un ministro de Interior. También se le acusa de tráfico de influencias en un expediente de ascensos militares; de corrupción y colusión agravada en un proyecto de obra pública, y de plagio en su tesis universitaria. El presidente niega enfáticamente todos los cargos.
La fiscalía, que es autónoma e impulsa la megainvestigación del caso Odebrecht que salpicó a otros cuatro presidentes peruanos, considera que hay indicios de que Castillo encabeza «una organización criminal» que involucra a su entorno político y familiar. Sin embargo, el Ministerio Público no puede llevar al presidente a tribunales pues tiene inmunidad hasta el fin de su mandato en 2026.
Con información de Télam.
Fuente: El Destape